Hay personas y colectivos que no dejan de sacar mi parte más tierna y hacerme confiar en que aún podemos dar pequeños pasos hacia algo siempre mejor, algo más bueno.
Estudiantes de Bellas Artes han recreado un mundo de fantasía en las paredes del área de oncología infantil del hospital general universitario de Elche.
Si bien para un adulto no hay nada mejor como estar en casa, podemos hacernos a la idea de la paz, el amor y la importancia que debe ser para un niño, y más aún si vive en el área de oncología de un hospital.
Nadie gusta de permanecer en un centro sanitario, y cuanto más tiempo tengas que pasar más pesado tiende a hacerse. Son lugares impersonales, carentes de color, fríos, me atreveré a mencionar: vacíos. Un lugar al que de cierto modo, nunca terminas de acostumbrarte.
A cualquiera podría agobiarle la escasez de intimidad, los constantes tratamientos que prometen curar y que molestan, y el ir y venir de tantísimas personas, muchas desconocidas. La angustia e incertidumbre de no saber qué va a pasar, o que está ocurriendo contigo.
Y más importante aún es para un niño, pues la falta de calor y el sentimiento de soledad pueden hacer mella en él y robarle inclusive la ilusión propia de estos, necesaria para vivir en la batalla constante que libran.
A cualquiera podría agobiarle la escasez de intimidad, los constantes tratamientos que prometen curar y que molestan, y el ir y venir de tantísimas personas, muchas desconocidas. La angustia e incertidumbre de no saber qué va a pasar, o que está ocurriendo contigo.
Y más importante aún es para un niño, pues la falta de calor y el sentimiento de soledad pueden hacer mella en él y robarle inclusive la ilusión propia de estos, necesaria para vivir en la batalla constante que libran.
Conscientes de lo duras que son éstas horas en la realidad de los pequeños en salas tan frías, vacías e incoloras, un grupo de estudiantes de Bellas Artes y algunos profesores de la universidad Miguel Hernández de Elche, idearon en 2015 el proyecto 'Como en casa', una iniciativa que pretendía hacer más fácil la estancia de los niños en el área de oncología.
Armarios, puertas, ventanas, que llevan a otra dimensión, donde no existen límites más allá de los que quieras crear en tu imaginación. Amigas imaginarios, objetos cotidianos como un cuadro que te abren a un mundo aún mayor. Percheros, relojes, todo está estratégicamente colocado para sacar una sonrisa.
El pasillo parece haber sido conquistado por pícaros monstruos que acceden a la realidad desde rincones de lo más insospechados.
Los murales han sido ideados por el estudiantes David Gonzáles Quilez, en colaboración con la profesora de Bellas Artes, Imma Mengual
Todos mis respetos a los que han llevado este proyecto a cabo y a los que lo hayan apoyado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario